El Metro no solo es el transporte público más usado, generalmente es el más rápido y económico, por lo que diariamente alrededor de 4.5 millones de usuarios usan sus instalaciones. Pero el ajetreo no es lo único que se vive ahí, pues las vías son el lugar que decenas de personas eligen para terminar con su vida, haciendo que los suicidios sean otra constante en las estaciones.
En menos de una semana, tres personas se arrojaron a las vías del Metro en distintas estaciones. Uno de los hechos ocurrió la noche del 17 de enero, en Bellas Artes, de la Línea 8. Los otros dos ocurrieron este 20 de enero, uno en la estación Consulado de la Línea 4 y el otro en la estación Plaza Aragón de la Línea B.
De 2018 a 2022 murieron dentro de las instalaciones del Metro 202 personas por suicidio, según cifras oficiales del STC. En 2018 se registraron 54 eventos, siendo el año que más incidentes tuvo.
El Metro tiene protocolos de actuación tras estos casos, una vez que hay “un arrollado”, el servicio se suspende en la línea donde ocurre el evento, se corta la electricidad y se procede al rescate del cuerpo. Esto debe hacerse en un tiempo de máximo 20 minutos, pues este corte afecta a miles de usuarios, que incluso son desalojados de los vagones y andenes para poder maniobrar bien.
Pero las personas no siempre logran su cometido, algunas veces sobreviven, allí no se pueden mover hasta que llegan los servicios de auxilio como el ERUM, la Cruz Roja o el Cuerpo de Bomberos. En ambos casos se da parte a las autoridades, pues se deben investigar los hechos.
No siempre es tan sencillo rescatar un cuerpo de las vías, aunque se trata de hacer en el menor tiempo posible, a veces las condiciones del hecho no lo permiten, pues a veces la piel, hecha jirones, queda atrapada entre las llantas. Cuando esto sucede es obligatorio esperar el arribo de los servicios de emergencia, ya que a veces es necesario levantar el tren.
Fue en agosto de 2016 cuando se implementó el programa Salvemos Vidas, para evitar los suicidios en el Metro. En ese entonces el jefe de Gobierno capitalino era Miguel Ángel Mancera y el director del STC, Jorge Gaviño. Al principio consistía en cárteles en el fondo de los andenes que trataban de disipar los pensamientos suicidas, pero con el tiempo se mejoró.
Además, los elementos de la Policía Bancaria e Industrial (PBI) y de la Policía Auxiliar (PA), encargados de vigilar las estaciones, notan cuando un usuario tiene una actitud extraña, por lo que proceden a persuadirlo de no atentar contra su vida. Estas personas son vinculadas con un psicólogo para realizar la contención emocional, mientras se da aviso a familiares directos.
Información: El Heraldo. // Vía: Plano Informativo.