Con ganas de trabajar y ganar unos cuantos pesos para mantener a su familia y seguir adelante, es como recuerdan a un abuelito en la capital del estado de Quintana Roo quien murió frente a la escuela donde vendía bolis desde hace casi 20 años.
Ahí quedó su triciclo con su hielera y su cuerpo tendido cerca de la pared de la escuela que lo veía diario trabajando.
Vía: Agencias.