Spike llegó hace diez años a la familia y cuando fue adoptado tenía mucha energía, sin embargo, sus condiciones físicas empezaron a aminorar.
“La primera noche que lo tuvimos, cerramos la puerta de la escalera y nos fuimos a la cama. ¡Él se quejó por un par de minutos antes de saltar por encima y trotar hacia las habitaciones!”, dijo su dueño.
La familia observó que sus respuestas no eran muy rápidas ni lógicas y cuando lo llevaron al veterinario, se enteraron que tenía un afectamiento en su cerebro. En ese momento su dueño decidió dormir con él para que no se sintiera solo.
“Son absolutamente inseparables. Mi papá lo llama ‘frijol viejo’ y siempre están charlando. Le lleva su agua y comida al sofá y lo alimenta con la mano para asegurarse de que obtenga sus medicamentos y mantenga sus fuerzas”, mencionó su hija.
“Con suerte, hemos compensado su no tan buen comienzo en la vida brindándole todo el amor del mundo”, agregó.
Vía: Plano Informativo.